28.10.05

Una historia como otra cualquiera.

Hoy mi compañera de trabajo nos ha dado un susto de muerte. Literalmente se ha caído de lado delante de mis morros y menos mal que una tiene reflejos y sangre fría dos segundos al mes, y ha coincidido. No podía abrir los ojos... decía que si los abria se esmorraba. Al sillón de la reina con un compañero la hemos llevado al coche (turno de noche, siete personas solo, los de las mutuas durmiendo, pues soy la ambulancia oficial del turno). Con mi tanque a toda leche, que ya es difícil, nos hemos plantado en el CAP II de la zona, llevándola casi a caballito. Al médico que había de guardia lo han despertado para atenderla, con lo cual el hombre llevaba unos pelos y una cara de ¿dónde estoy?, mientras mi compañera, con un susto tremendo, seguía sentada en una silla y con los ojos cerrados. Y yo pensando en invitarle a un café al señor médico, inyectarselo en vena con alevosia, premeditación y, sobre todo, nocturnidad. O tomármelo yo sentada aprovechando la coyuntura. El CAP II de mi zona debe ser muy pobre, porque he tenido que volver a cargar yo solita con mi compañera mientras me miraba de reojo la cantidad de sillas de ruedas que había allí, el conserje escuchando la radio y el médico que desaparecía por el pasillo. Tras ponerle una inyección de no sé que y hacerle una receta, sin siquiera tomarle la tensión o el azúcar o lo que sea, las conclusiones del señor han sido las siguientes:

Es un vértigo.
Esto puede venir del oído
De las cervicales
O de ninguna de las dos cosas.

Acojonante eh. Nueve en la selectividad, siete años de carrera y el famoso MIR. O un curioso sentido del humor. O ganas de que te quedes con la duda y vayas a tocarles los cojones a sus colegas del hospital de la comarca.... que es lo que acaban consiguiendo. Y gracias doy que tenemos sanidad pública. Banda sonora de esta nota: El Niágara en bicicleta de Juan Luís Guerra y 4:40

4 comentarios:

Silviqui dijo...

En la farmacia que es dónde acabamos casi siempre, o como yo, que cada vez que voy al médico de cabecera le explico todos mis cuadros y al final el hombre no sabe si tengo un esguince de párpados, un resfriado vaginal o un sarpullido en el femur.

Unknown dijo...

Es vergonzoso. Tanto las mutuas como la seguridad social. Nos tratan como si fueramos borregos y encima piden respeto si alguien se cabrea con su pachorra de vez en cuando.

Si quieren trabajar sin prisa, que se hagan seguratas de obra, que allí nadie les tocará la moral.

J-vol dijo...

Si es que sois borregos, chiringui!!.No os quepa la menor duda.
Si quereis encontrar la densidad más alta de "abogados" por metro cuadrado de un pais sólo teneis que visitar un sevicio de urgencias:Alli todo el mundo esta cargado de leyes y todo el mundo conoce sus derechos,(las obligaciones es otro cantar).
Te dire silviqui, que gracias al Cap( el del puente) de tu barrio, nunca nos faltará materia prima en el taller dónde trabajo:es un gran proveedor, sobre todo de noche.Hay que empezar a echar manos a la atencion primaria que es donde estan los apalancados y claro, ante esta pespectiva que consiguen, pues que colapsemos los sercvicios de urgencias.
A veces los usuarios somos más culpables que víctimas del sistema.

Silviqui dijo...

j-vol todos tenemos que tener una dosis de tolerancia, tanto pacientes como personal médico. Sólo estoy criticando a un lugar en concreto por que no es la primera que hacen así. Otra compañera mía se rompió un dedo y únicamente se lo lavaron y la mandaron para casa, cuando en ese caso igual hubiese sido pertinente mandarla a un hospital. En fin... historias para no dormir. Cuando se trata de personas las cosas son difíciles de calibrar.