8.10.09

VUELOS COMERCIALES

2ed9i6cElegí mal día para dejar de esnifar pegamento” Frase mítica de Aterriza como puedas

La verdad sea dicha, nunca había volado en esa compañía. Pero mi amiga la kiosquera tiene una especie de intuición viajera y ha descubierto los vuelos baratísimos de ida y vuelta en un día. Por ese sistema yo he ido de paseo a Milán y, el otro día, a Granada. Fue en el vuelo a Milán cuando me quedé un poquito pasmando. Nos acomodamos en los asientos, despega el vuelo y a los diez minutos, ofrecen el servicio de desayuno y dos azafatas con un carrito recorren el pasillo diciendo “hot drinks, bombons, xocolata calenta”(en tres idiomas diferentes oiga). Bueno, hasta ese punto normal. Desde que en vuelos cortos se suprimió cualquier tipo de comida es digamos un sobresueldo de las compañías low cost. Supongo que incluso habrá gente que hasta les dejará propina. Pero pasados diez minutos de la ronda del carrito de las bebidas empiezo a escuchar…

“Señores pasajeros, fumar está prohibido durante todo el transcurso del vuelo. Por esa razón les ofrecemos un paquete de cigarros de hierbas sin humo. Para que pueda disfrutar del vuelo sin angustias. Obtenga su dosis de nicotina por el precio de seis euros”

Podréis imaginar que me quedé pasmada. Primero porque como fumadora que soy me sentí como una yonqui. Su dosis de nicotina dice la tía en un perfecto castellano de Eslovenia. Segundo, porque con este sistema de venta no puedes no abrir la puerta, o decir tengo prisa o lo que sea. Estás allí a chorrocientos metros de altura, aún con el cinturón abrochado como aquel que dice. O sea que como no cojas un paracaídas y te tires no hay manera de librarse. Y puede ser una faena difícil, ya que de lo único que te informan es de la existencia del chaleco salvavidas ¿Y cómo vas a saber si te bajas de un avión en marcha si vas a acertar en la lago de Banyoles por ejemplo?

En fin, eso solo fue el principio. Luego vinieron las ventas de billetes de autobús para ir de Bérgamo a Milán, luego las tarjetas telefónicas, por último los productos de perfumería libres de impuestos (en cielos internacionales se ve que esto no cuenta) y luego otra vuelta con el carro- bar. El caso es que me bajé casi con la cabeza como un bombo. Ya empezaba a imaginarme azafatas bailando ofreciéndome comprar una lavadora a plazos, o hablándome por lo bajini para venderme coca o algo así, tal cuál las vendedoras gitanas del mercadillo con los calcetines y las bragas colgadas del antebrazo.

Y puestos a pensar, me imaginaba siendo una chica alta y guapa estudiando para azafata de vuelo. Sabiendo mis tres idiomas mínimo, preparada para cualquier eventualidad. Y acabar luciendo un moño igual que mis otras dos compañeras y vendiendo cual comercial por las casas. La teoría del compañero de la kiosquera es, por cierto, que el moño es un postizo y es un moño corporativo, como los colores de la empresa.

De hecho, mi amiga me dijo que cuando volaron a Madrid, el avión tardó casi cuarenta minutos más de lo normal en hacerlo. Seguro que con un vuelo de tiempo normal no les daba tiempo a vender todo lo que tenían por el maletero del “vión”. ¿Os queréis creer que me creo esa teoría?

Banda sonora de esta nota: Ella elle l á de Kate Ryan

5.10.09

HIJA ÚNICA

 Yo quero ser hija única como Angélica de Rugrats

Parecen de mentira las vueltas que da la vida. Y como se nos va reorganizando de tanto en tanto. Casada mi hermana pequeña desde hace un año, la mediana se fue a vivir con su novio este mes de agosto. Y resulta que con 38 tacos he acabado convirtiéndome en hija única.

Era legendario el status de los hijos únicos durante mi infancia y juventud. En el cole eran los que iban vestidos mas pijos. No tenían que escuchar eso de “Si claro, si te lo compro a ti tengo que comprárselo también a tu hermana. ¿Tú que te piensas que somos millonarios?”. Cuando el día ocho de enero volvíamos de las vacaciones siempre les hacíamos corrillos porque sus juguetes eran lo más de lo último. Y no te digo en el instituto. Nada más empezar segundo B.U.P ya venían al cole en motillo, mientras los demás arrastrábamos las mochilas, aparcando al ladito de los coches de los profes.

Así que a partir de septiembre, después de pensármelo, decidí hacer uso de mi estado de única hija okupa en casa de mis papis. Me quedé con la papelera gigante y la impresora con scanner que estaba en el cuarto de mi hermana. Y a disponer de su biblioteca de novelas de psicópatas. Pero realmente el cuento no es cómo lo imaginaba.

Primero, no sé por qué extraña razón, pero quedo al cargo de todas las actividades domésticas diarias. O sea, no me puedo mover de casa por si viene el mecánico del ascensor, tengo que hacer la comida cada día (cuando antes, y eso que mi hermana estaba en el trabajo, nadie confiaba en que hiciese nada de comer sin quemarlo), estar lista por si mis padres van al súper bajar a ayudar a cargar la compra para casa. Por si fuera poco, vivir con los papas te quita edad. O sea, esa batería de preguntas que te hacían con 16 años vuelven a repetirse. Donde vas, con quien, cuidado con el coche que siempre te toca a ti conducir, vas sin tu novio (esta pregunta con cara de sospecha), cuidado no te endroguen con una pastilla en el nesti, etc.…

En cambio a las hermanas foráneas las tratan como reinas. Hay que ver como aparecen cosas con chocolate o mayonesa de marca Hellman´s cuando una de las dos aparece con el correspondiente partner. Ayer mismo mi hermana se llevó sin que chistara nadie media tortilla de patatas de las que hace mi madre, las sobras de la menestra del medio día y una fiambrera con atún en aceite que compra mi papa a granel en el mercado, que cuesta una pasta. Sin contar las veces que ha venido a hacer lavadoras porque su tendedero es minúsculo según ella. Y la peque tiene la nevera llena de sus zumos favoritos dos días antes de llegar.

O sea que esto, que parece una pataleta, no lo es tanto. Ser hija única no es un chollazo. Más bien soy la pringada. O es eso, o mis padres tienen un siniestro plan para que la hija resistente se de el piro también. Ummm pues podría ser….

Banda sonora de esta nota: Antes de que cuente 10 de Fito y los Fitipaldis.