29.10.05

Una de cal... pero otra de arena

Para dar dos versiones de lo mismo, decir que ayer viernes me tocó a mí ir de urgencias. Para ser técnica, mis síntomas eran bastante diferentes. Picores vaginales. Como no eran ni las cuatro de la tarde y una hace las cosas paso a paso, me fuí al CAP I de mi pueblo al médico de urgencias. Pues para mi sorpresa la doctora me atendió maravillosamente. Me hizo un análisis de azúcar, de orina, me tomó la temperatura, me miró los oidos, la vista, mis resultados del análisis de sangre que tengo que ir a ver el martes... vamos que si saca el palito de madera y me dice que abra la boca, me quita de golpe veinticinco años de encima. Esa chica (que además era bastante joven por cierto) y mi médico de cabecera que aún se levanta a abrirte la puerta cuando te vas van redimiendo de vez en cuando a la clase médica. Y es que siendo diabética era muy fácil decirme que era todo causa del azúcar alta, pero no, ella se molestó en mirar todo lo que tenía a su mano. Y menos mal por que la causa no era el azúcar alta, si no que una infección de orina me la estaba subiendo (ahora me entero que las infecciones suelen subir los niveles). Así que con mis dos recetitas salí de allí contentísima, por que la última vez que me pasó algo así me mandaron al hospital de mi zona a ponerme insulina, si, en el famoso CAP II del puente, cuando yo misma estaba viendo la neverita repleta allí mismo delante de mis mismas narices. Sin comentarios. Banda sonora de esta nota, Hoy no me puedo levantar de Mecano.

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