1.10.05

Desde hace dos décadas, una vez al mes, renegaria totalmente de mi condición femenina. Saberme supeditada a mis hormonas para explicar mis cambios de ánimo me pone de los nervios. Por eso estoy aquí, con un vaso de leche calentita y una pastilla de paracetamol. Gran invento el de los medicamentos genéricos: desde que se usan todos podemos hablar como si fuesemos farmacéuticos. Después de dos vueltas a mi calle para aparcar el coche, me pregunto si en este barrio años 70 obrero la gente ya no hace horas los sábados, o si las hace se deja el coche en casa, o ponen otro coche para guardarse el sitio... imagino conspiraciones a nivel municipal para que yo no pueda aparcar y todo. Plenos del ayuntamiento incluso. Pero ya estoy en casita, con medio sábado, un domingo y tres cuartos de lunes para disfrutar. Con mi botella de agua y mi librazo esperandome. Un libro que prometia ser un análisis de las catedrales góticas y que compré por impulso, pero que de momento solo está´analizando las sucintas relaciones de los constructores de las catedrales con los constructores del templo de Salomón por medio de...adivina... los templarios. Y es que tal y como está el mercado editorial ultimamente estoy de templarios, enigmas, misterios vaticanos y herejias multiples hasta las... Vamos que oigo la palabra templario y me entran ganas de salir corriendo. Por una malentendida cabezoneria lectora lo voy a acabar. A Dios pongo por testigo. Banda sonora de esta nota: Siete horas de Bebe

1 comentario:

Silviqui dijo...

Siento mucho no poder contestarte porque soy medio extraterrestre y no tengo ni idea de inglés. Sorry¡¡