1.12.05

Otra de cocina mediática.

Tiempo ha que comenté sobre los cocineros televisivos y como están influyendo en las personas que ven la tele. Por suerte o por desgracia yo sólo acabo viendo 50x15, vamos que como no soy listilla ya, eran las alas que me faltaban. Bueno, el caso es que hace un par de semanas que tuvimos invitados en casa. Mi cuñaoooo, su hermano y un compañero de equipo de este último, que también estaba un poco harto de los ultracongelados. Mi madre, como buena andaluza, hizo dos quilos de estofado de carne con sus correspondientes patatas. Mi padre, que ha matriculado tres hijas, encantado con la compañía masculina. Todos ellos en la terraza, con su medianita en la mano y picando ese lomo ibérico que tiene escondido de la matanza del cerdo en casa de mi tía. Mi hermana y yo de escaqueo, charlando por messenger con la hermana peti, cuyo novio es el que estaba en casa lamentando por que las dotes culinarias no son hereditarias. Y en ello estábamos la mediana y yo cuando oimos:

_ Niñas, id poniendo la mesa, que yo voy emplatando.

¿Emplatando? A cuadros escoceses nos quedamos las dos. No por nada, si no por que mi madre no nos tiene acostumbradas a estos palabros. Vamos zumbando para la cocina y la vemos poniendo el estofado... en platos llanos.

_ Mama... ejem... ¿desde cuando se pone el estofado en platos llanos?
_ Pues el otro día el Jose Andrés lo puso.
_Mama, por que en el restaurante donde es chef Jose Andrés nadie moja pan después leshe!!

Pues nada, menudo mantel quedó con el estofado en platos llanos. Más que nada porque los tres invitados comen más que una lima sorda, y claro, al final se impuso contra el emplatado del Jose Andrés el sistema tradicional familiar de "Santa Marta, santa Marta, quien quiera pan que se lo parta" y acabó la olla a presión con el cazo en medio de la mesa.

No sé hasta que punto esto de los programas de cocina hay que creérselo. El toque personal de cada cocinero es demasiado. Arguiñano que pone perejil hasta en las natillas que hace su hermana, y el Jose Andrés tiene una costumbre curiosa. No pela nunca los ajos. Les da un golpe con el mango plano del cuchillo y ¡hala! a la olla. Este hombre dijo que llevaba años trabajando es Iuesei. ¿Te imaginas ir a un restaurante de lujo en Niuyok Siri y encontrarte de repente con un pellejón de ajo entre los dientes? Es un tema muy profundo de reflexión.

Banda sonora de esta nota: Resumiendo de Joaquín Sabina

4 comentarios:

Unknown dijo...

Yo soy de campo para comer, mi menú:
tortilla de patatas


Pijadas para la Obregon o para el Matías Prats

Micropene dijo...

Es como lo de Ferràn Adrià:
¿para qué deconstruir la cocina con lo buena que está así? ¿Para qué "caviarizar" un tomate, con lo bueno que está en rodajas? Hay que ver lo que se aburren algunos...

Anónimo dijo...

Mientras no le de por hacer cosas del palo: judias gachas al aire de fresas nitrogenadas....

Mr.Celofan dijo...

Muy bueno lo de la lima sorda.