10.6.06

El tema de la primavera.... y del verano y del otoño y del invierno.,

Prototipo de mujer equipada para su jornada laboral.


Vamos a ser sinceras, a riesgo de que me llamen la atención. Por regla general odio trabajar con mujeres. Por muchas y varias razones. La principal es por el curioso sentido de la competitividad que tenemos. En un trabajo donde los hombres cobran tóxico, peligrosidad y penoso, nuestra gerencia nos sigue pagando como si no respirasemos en ese ambiente, nuestras manos no compartiesen un poquito el ácido con el que limpian nuestros instrumentos de trabajo, y como si las mascarillas de celulosa y los guantes de látex marca Acme nos protegiesen de todo mal. Digo yo que en esas circunstancias, al menos el penoso nos lo podrían pagar.

En cualquier circunstancia las mujeres somos muy arpías entre nosotras. Lo digo desde mi humilde experiencia de currita de fábrica. No quiero ni imaginar cómo pueden ser las cosas en una oficina, o en altos puestos ejecutivos.... allí después de las uñas deben afilar las katanas tal cual la Mamba Negra en Kill Bill.

No me quejaré de mis compañeras. Tanto tiempo compartiendo miserias, confidencias y turno noche dan ya hasta una especie de telepatía que te hace intuir cuando tienen problemas de pareja, están en números rojos o tienen la comunista en plan revolucionario... Las primeras horas de la noche sirven para comentar las noticias del parte, de ese agradable y optimista programa de la uno llamado Gente y de las recetas de Jose Andrés y las historias de la Patricia... mientras yo pongo verdes a las desordenadas del turno de tarde...

El caso es que la última compañera que ha entrado tiene un carácter un tanto especial. Supongo yo que no tengo carácter para medrar, por que algunos detalles me revientan. También supongo que cuando llevas un tiempo trabajando mediante ETT lo que quieres es hacer méritos para quedarte quieta un tiempecito en algún lado. Pero eso de querer hacerte notar echando mierda a los demás me parece un método rastrero y ruin. Y eso es lo que hace esta mujer. De hecho la ha tomado con la compañera que lleva sólo un mes menos que ella. Le corrige constantemente, le repasa la faena después de hecha, me chiva cuando ha hecho algo mal...

Ante esta actitud tengo varias y diversas opciones:


_ Explicarle que yo allí no soy encargada de nada. Vamos, que no puedo recomendarla. Para mayor inri, el jefe de taller me habla lo justo y necesario porque cada vez que hablamos salimos a la greña dentro de los límites de la educación que me caracteriza a mí. (a el no)

_ Dedicarme a hacerle a ella todo lo que hace a su compañera. A veces un poco de su medicina no hace daño al facultativo digo yo.

_ Esperarla a la salida y darle una paliza entre los camiones del aparcamiento entre las tres.

Espero, hipotetica/o lector/a tus sabios consejos.

Banda sonora de esta nota: Japón de Mecano.



2 comentarios:

Unknown dijo...

Paliza, esta claro, paliza.

Silviqui dijo...

Gracias majo... yo la sujetaré y que las otras dos la ostien