12.12.07

PRIORIDADES HOSPITALARIAS


Salgo de la ducha tranquilamente con mi albornoz. Como cuadra en la estación, me voy zumbando a mi armario. Abro un cajón y saco unas bragas. Es uno de esos culottes que tienen ya el elástico tan gastado, pero te mueres de cómoda. A esto pasa mi madre:


_ Jamía (notese que mi madre es andaluza) ¿pero cómo te puedes poner eso? tiralas ya de una vez, que mira que si tienes un accidente y te tienen que ingresar....


He estado a punto de contestar "ya estamos, ya estamos que si la Silvia es tonta", pero me he puesto a pensar la rara fijación que tienen las mamas de postguerra de caer en detalles tan curiosos como ir siempre con la ropa interior impecable en caso de ingreso hospitalario. Siempre me ha pasmado esa mentalidad.


Recibes como cada navidad el pijama típico con cuello abotonado hasta la nariz casi y pantalones larguísimos y te sueltan "guardatelo niña por si alguna vez lo necesitas en el hospital". O te ven estrenar calcetines o zapatillas y te dicen "pero guarda algo nuevo, que no sabes si lo podrás necesitar en una emergencia". Personalmente hace muchos años que siquiera guardo ropa para ocasiones especiales. Lo de la muda de los domingos, que era normalmente en verano el vestido que habias lucido el domingo de Ramos, lo abandoné completamente en cuanto salí de la EGB. Primero, porque desde entonces me he vestido siguiendo criterios de comodidad por un lado, segundo según se me amaneciese el día.


O sea, que según mi madre y algunas más, en el caso hipotético que tenga que venir la ambulancia a buscarte a algún lado, tienes que llevar los calcetines o las medias sin agujeros o carreras, el conjunto de ropa interior más sexy que tengas o, en su defecto, impecable de limpio. Supongo que en el caso de los hombres será llevar camiseta y slips abanderado de los de toda la vida, para no ir provocando a las o los ATS.


Sin que sirva de precedente, en los felices finales de los ochenta un amigo mío se metió una hostia en moto tremenda. Se rompió a la vez las dos piernas y un brazo. La ambulancia no tardó en llegar, lo inmovilizaron y procedieron a cortarle los tejanos para hacerle los primeros auxilios. En cuanto comenzaron los dos enfermeros se empezaron a descojonar de la risa. Porque mi amigo, para pasar menos frío en la moto, se habia puesto las mallas de flores de su hermana mayor debajo de los pantalones. Sólo imaginar el cuadro me hace pensar que quizás la teoria de mi madre tenga algo de base.


En fin, yo no soy madre de momento ni de proyecto ni de ná, pero creo que en el caso hipotético que una hija mía tenga un accidente y tenga que ingresar en un hospital, creo que lo último que me preocuparia seria el estado de su ropa interior. Lo dicho.
Banda sonora de esta nota: A tontas y a locas de Seguridad Social

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