25.11.11

AIRE




"Y el viento, galán de torres, la prende por la cintura."
Preciosa y el aire,Romancero gitano.Federico García Lorca




Qué calor. No soplaba una pizca de aire aquella noche. Se revolvió en la cama, resoplando de impaciencia por quedarse dormida, y se quitó la camiseta vieja de dormir y la ropa interior. Era insoportable aquel verano que ni la ventana abierta a la noche de par en par conseguía hacer olvidar.  Le dio la espalda a la poca luz de los patios interiores que entraba y en ese momento lo notó. Aire. Un soplo frío que le rozaba la nuca y le hizo estremecerse mentalmente de placer. El sudor evaporado que le recorría la espalda le provocó unos escalofríos que le hicieron pensar en dedos recorriendola. Sonrió mientras se relajaba, mientras se ponía boca arriba y dejaba que el aire borrase los rastros de sudor de su cuerpo. Totalmente estirada ofreciendo su cuerpo a la caricia sensual del frio, su sorpresa no fue de terror cuando notó las caricias leves en los pezones, que se endurecieron al contacto y a la temperatura y le hicieron gemir e intentar abrazarse. No pudo. No podía moverse, no podía cambiar esa postura totalmente accesible, en aspa, que había adoptado minutos antes.  Pero la excitación había vencido al asombro y su cabeza empezó a desconectar cuando el aire empezó a acariciarle entre sus labios lenta y suavemente y la penetró mientras aún disfrutaba del latigazo en la columna seguido de la nada en su cabeza que supuso aquel orgasmo brutal e inesperado. Mientras aún le temblaba el cuerpo de placer. El aire siguió acariciándola con dulzura hasta que se  durmió agotada. Luego, de repente, paró. Desapareció.

Por eso desde ese día dormía siempre desnuda. Y con la ventana abierta

23.11.11

Sigo...

Sigo subiendo ejercicios del Taller de escritura y otras historias de aprendiz de bruja relatadora...ahí va uno de los que se publicó en el libro del taller.

KERO


Firmó el resguardo de entrega y miró el remitente. Gilipollas integral, pensó. ¿A qué venía enviarle un regalo de Navidad? Hacía seis meses que la había recambiado como una pieza de coche, por una talla 38. No debería haber firmado la entrega. Pero ya que estaba allíabrió el paquete. Hijo de puta…KERO VC-10420. Una báscula. Decidió terminarse su té con resignación y pensó que a caballo regalado…Así que la llevó al cuarto de baño y quitó esa pestaña que aislaba su báscula nueva de la pila.
No hay placer pequeño más satisfactorio que una ducha caliente. Por eso, quizás por esa sensación de calma que te queda mientras te frotas con una toalla seca, le dio un arrebato de optimismo, y decidió, con un par, estrenar el regalo. Venga, a la de una, a la de dos, a la de tres, arriba.¡Pero abre los ojos mujer!


-¡Aggg! ¡Bájate!


Baja de un salto, con los ojos como platos y un amago de taquicardia. Mira a su alrededor haciendo el gesto instintivo de taparse. Nadie. Mira hacia la báscula y adelanta un pie…


-Ni se te ocurra, foca. ¿Pero qué quieres? ¿Qué muera por
aplastamiento?

-¿Hablas?

-Pues claro que hablo. Lo que me faltaba. Una propietaria
sorda además de… ¿o lo tuyo es tontería pura y dura?
-Oye maja…

-Menos sarcasmo, de maja nada. A mí llámame Kero
-¿Vero? ¿Encima te llamas Vero?

-Kerooooooooooooooooo. Mira, yo he sido programada
para mujeres como mandan los cánones. O sea, que hasta
que no pierdas por lo menos veinticinco quilos, ni se te
ocurra poner encima mío ni un dedo de pulgar del pie
derecho. ¿Estamos o te tengo que hacer un croquis?

- O sea que encima de que hablas, eres más chula que un
ocho. ¡Uf, lo que me faltaba!

-Mira reinona, en el fondo, mi software lo que hace es
motivarte. Porque, plantéatelo de esta manera: ¿A qué nunca
has tenido un trabajo de cara al público? ¿Por qué tus
relaciones son de todo menos estables? ¿Por qué tus amigas
te invitan a todas partes, menos a bailar por la noche?

-Mira Kero, conversación acabada. Ponte en stand by y ¡por
favor, estoy razonando en voz alta con una báscula de baño!


Pero por la tarde, mientras hacía como que estudiaba, meditó. Tenía razón Kero. Un poco de vida sana no le haría ningún mal. Quizás así le sería más fácil hasta encontrar trabajo. Aún recordaba el comentario de su amiga, la charcutera del mercado, sobre su nueva empleada. Sí, esa que era muy trabajadora, y eso que está gorda, ¡eh! Así que sin demora se puso al día siguiente. Un poco de dieta. Una hora caminando cada día. Empezó a notar en la ropa que la cosa iba bien. A la semana clavada volvió a subirse a la báscula.


-Tiene usted el peso ideal…para un ¡portaviones! Ja, ja, ja, ja,
ja, ja. Anda, baja, vacaburra, que me vas a provocar una
hernia en el circuito impreso…

-¡Uf! ¡Qué asco de cacharro!

-¿Pero qué te has pensado, pringadilla? ¿Qué tener lo que
quieres como lo quieres, cuesta eso, una semanita haciendo
el tonto? No tienes ni idea de lo que es tener voluntad,
ganas de hacer las cosas. Eres una fofa de cuerpo y de
mente. Sí, anda…sí, llora, dame la razón. Pringá. No tienes
cojones de llevar nada a término.

-Encima, lenguaje machista. ¡Qué asco das!


Reprimió las tentaciones de comerse una tableta de chocolate blanco. Se pensaba la báscula esa que iba a hundirla. Ni de broma. Se apuntó a un gimnasio. Iba dos horas cada día. Al principio, las barbies cuchicheaban entre ellas, sin respetar su falta de aliento ni su sudor. Pero poco a poco, la iban apoyando en sus clases de ejercicios aeróbicos, o cuando iba aumentando las series de rutina de
musculación. Notaba sus sonrisas y su aceptación. En la máquina de las barritas energéticas sustitutivas de comidas y los refrescos con carnitina, empezó a hacer relaciones entrañables. Y mientras, Kero estuvo abandonada cogiendo polvo.
Se dio cuenta de lo que pasaba cuando se oyó a si misma indignada con la monitora porque le había prohibido pesarse antes y después de su rutina. Cayó en la cuenta con la cabeza en la taza del váter...y sabía quién tenía la culpa...


Aún seguía mirando a su alrededor con extrañeza. Y eso que llevaba allí tres meses. La habían duchado y vestido antes de la visita de aquel hombre que no paraba de preguntarle por qué había roto con tanta saña, a martillazos, su báscula. Todo el mundo estaba allí, taaaaaaaan delgado. Menos ella. Se empeñaban en decirle que no, que tenía un problema grave. Pero ella lo sabía. Porque cada vez intentaba sentarse, escuchaba a la silla de su cuarto, decirle: ¿No irás a poner tu peazo de culo encima de mí?

19.11.11

ENERGÍA


Estaba rodeado de cajas cuando encontró el libro. Probablemente era de ella. Siempre le habían gustado esos temas y devoraba literalmente cualquier libro que pudiese darle otro sentido a su vida o planteársela de otra manera. En eso era tremendamente inquieta. Tan inquieta que había acabado considerándolo un lastre y como tal lo había soltado para poder subir más alto. Se sentó un rato en el sofá a darse un descanso con una cerveza helada para olvidarse un poco del caos que le rodeaba y que tenía que solucionar. Empezó a leer el libro:


"La energía ni se crea ni se destruye: se transforma. Este principio es básico. Digamos que energía hay una y única en el universo y que tú puedas manejarla a tu antojo es cosa de práctica. El universo gestiona esta energía y es ciego, pero no cruel. Simplemente te devolverá la energía que tú hayas gastado y en la manera que la hayas gastado"


Rió pensando esas palabras. No se imaginaba una factura a cuenta de un gasto de energía emitida por el universo sociedad anónima. Miró el reloj y salió disparado, cogiendo carpetas y libros. Llegaba tarde a la reunión con el jefe. Después de ese tiempo de trámite de separación no le apetecía lo más mínimo esa sesión de bronca con nombre anglosajón, pero para eso le pagaban. Pensó voy a perder el autobús y así fue. Llegó con las prisas, que siempre son malas consejeras, a la mesa de la recepcionista, resoplando, corbata a la espalda y ella le miró encima de sus gafas, divertida:
_¿Esto que es, te estás leyendo Energía de Roast MacFried?_
_Si, bueno, un libro de Marina que se traspapeló en mis cajas de exiliado, en fin….demasiada metafísica para mí creo._
_Eres un listo, desde luego. No desestimes esa teoría. Lee más. Es digamos que un ensayo sobre como si piensas positivo, todo te saldrá bien. Y no tendrás que dejar el coche en el taller para venir tarde en autobús como hoy…desastre…que eres un desastre._


Estaba bien argumentado lo que le había dicho Calista. Siguió leyendo ese libro y hasta consiguió acabárselo. Empezó a poner en práctica sus peticiones energéticas al universo con cosas sencillas primero tipo voy a aparcar a una manzana solo de la puerta del trabajo, mi cola del supermercado tiene que ir hoy más rápido que las dos de los lados, el camarero me traerá el cortado a su temperatura justa para no quemarme la lengua y otros órganos vitales. Eh, y la cosa funcionaba. Pensar que le iban a pasar cosas buenas hacía, efectivamente, que le pasasen cosas buenas. Sólo falló el día que pensó en que no quería de ninguna de las maneras que ese dolor de muelas que intuía apareciese con todo su esplendor…El flemón fue de antología.


_Calista, lo siento, tu teoría y la de la tal Roast Macfried no funciona…mira lo que me ha traído la energía del universo: un flemón..._
_¿Tú te has leído bien todo el libro? ¿Qué pediste?_
_Pues no tener dolor de muelas_
_Ahhrghhh error. No puedes decir NO al universo y su energía. No entiende de partículas lógicas. Si le hablas con una sintaxis negativa…te devolverá energía negativa. ¡Pero qué torpe!_


Volvió a probar. Esta vez pensó con todas sus fuerzas Quiero estar bien con mi muela. Y, efectivamente, al segundo día se reconcilió con su sistema masticador. No flemones, no molestias….esto funcionaba. Le llamó Marina para cenar algún día, por los viejos tiempos. Había llegado a sus oídos que había cambiado en bastantes cosas: que ahora era una persona positiva, hasta osada, y quería verlo con sus propios ojos. El preparó su petición al universo con todas sus fuerzas, con la sintaxis lo más correcta posible, pero aun así falló. Ella volvió por donde había venido, pero con la promesa de una cena pendiente. Y siguió entrenando. Concentrando toda su energía en las peticiones y esperando que el universo le respondiese al mismo nivel. Tenía que provocar algo con Marina y sabía cómo. Quizás no le había dado la intensidad necesaria a sus peticiones.
Pero por fin la promesa se hizo real y allí estaba, esperándola delante del restaurante. La vio acercarse al paso de cebra, realmente preciosa, y se concentró con todas sus fuerzas. Fue el único que no corrió a auxiliarla cuando la atropelló aquel autobús.
Simplemente caminó en dirección contraria.
Y sonreía.



NUDOS


Allá estaban las tres. En esa habitación en penumbra donde sólo se intuía el aire fresco que circulaba desde el patio hasta el corral. Padre y el resto de los hombres habían ido al casino a hacer el café del mediodía y los licores. Cuestión de costumbres. Ellas no habían caído en prever que sólo los hombres se acercarían a la casa de la moribunda si ponían a disposición anís, café y otras cosas de alcohol. Las tres hermanas se miraron y suspiraron casi a la vez. En medio, en la cama, estaba su madre dormitando. Habían dejado las tres trabajos, familia e hijos sólo por pasar aquellas últimas horas con Madre. La recuerdan entre ellas y entre susurros, a aquella mujer pequeñita y frágil que en su día se hizo cargo de tres hijas y un viudo, tan joven ella, soportando las miradas de compasión de los paisanos cuando la veían con las tres cominos que la seguían a todas partes, que lloró igual por los hijos vivos que por los que nacieron muertos, que les daba a escondidas pan con tocino cuando se negaban a comer potaje , que las despidió ajena y entera en la estación de Córdoba aquella calurosa mañana de agosto de 1960 .




-Hay que cantar siempre "mi'as", siempre - les decía a las hermanas mientras cogían algodón e iban llenando los capazos - Cantando se deshacen los nudos y el cuerpo puede ir más ligero "pa tó".


-Anda, madre - decía la pequeña y la más descarada - que la gente va a pensar que estamos locas, como usted. ¿De qué nudos está hablando?


- Pues de los que tenemos todo el mundo "mi'a". De los nudos del alma, de los de la garganta, los del estómago y hasta los del corazón. Cantando todo pasa más suave, como el pan negro cuando lo untas en la "pringá"... La vida es un hilo y, cada nudo que hagas, lo hace más trabajoso pa coser. Recordar esto siempre.




Reían ellas de las ocurrencias de su madre. Casi podían escucharla en esa habitación; no...la estaban escuchando. Un hilillo casi quebrado de voz, una especie de mmmmmmmm que empezaron ambas a identificar; su madre; ojos cerrados, cuerpo casi inerte y respiración suave estaba tarareando. Se miraron cómplices en la pena, y empezaron a cantar muy bajito las tres hermanas, siguiendo a su madre:




"Con el vito, vito, vito, /


Con el vito, vito, va. /


No me mires a la cara /


Que me pongo "colorá".




Ahogaron un sollozo para poder articular palabra. Respiraron hondo, llenándose de aire hasta el estómago, más templada ya la voz, riendo entre lágrimas




Con el vito vito vito, /


Con el vito vito va. /


No me "jaga" "usté" cosquillas/


Que me pongo "colorá".




Y se giraron ambas a mirarla con dulzura infinita, a esa mujer encogida, pequeña y flaca que yacía en la cama. No respiraba. Pero sonreía, libre ya de los nudos que la ataban a la tristeza de sus hijas.