14.4.08

REVISION MÉDICA Y OTRAS OBLIGACIONES LABORALES

(Yo quiero un médico como este en mi mutua laboral ¿es mucho pedir?)

Hoy he empezado mi día inmejorablemente. Con todo el sarcasmo del mundo, por supuesto. Porque la semana pasada, un miércoles, me encuentro que este lunes a las ocho y media me toca la revisión médica laboral. No es que no quiera revisarme medicamente, que algo de grima si que me da este colectivo. Es que la considero la cosa más inútil que ha parido la mutua. Primero, porque mi empresa es del convenio metalúrgico y en ese convenio no es obligatoria la revisión. Segundo, porque al trabajar con productos químicos la hace obligatoria la mutua. ¿Y esa revisión te mira metales en análisis de sangre, te hace espirometrías avanzadas o electros? Pues no. Es de lo más tonta del mundo mundial. Vista, oído, reflejos con martillitos, tensión, análisis de sangre y orina, y retorcerte las articulaciones a ver si padeces de la espalda que te entran ganas de decir..alma cántaro, si estoy toda la puñetera noche cargando peso y cajas de un lado para otro...¿como quieres que tenga la espalda? Además para todo te recomiendan natación. ¿Dolores de espalda? Natación. ¿Dolor de lumbares? Natación ¿Dolor de cabeza? Natación ¿Problemas ginecológicos? Natación también.

Pues allí me he plantado a las ocho y media de la mañana para que me digan que tengo sobrepeso, caries, varices y otras cosas que ya me las veo yo cuando me lavo por las mañanas. Como una es despistada de nacimiento y gracia, me he ido directa a la cocina a desayunar mi café y mi tostadita, y cuando ya llevaba hecha media digestión he caído en que tenia que ir en ayunas. Exactamente igual que el año pasado. Encima pretendo ocupar la ducha para no molestar a ningún médico o enfermera con mis efluvios corporales, y se me ha colado mi hermana delante de mis narices a la vez de decía... el lavabo es miooooooooooo, mi tessssorooooo con imitación de voz de Gollum y cerrando el pestillo detrás. Menos mal que tengo como cinco cepillos de pelo y de dientes escondidos por la casa, para estas emergencias. Pero me he puesto siete litros de agua de perfume DKNY para no herir pituitarias. Cosa inútil. Porque la colonia en cuestión hacia girarse por la calle a los pocos que me cruzaba, cual modelo de anuncio de perfume en la tele. Incluso en la sala de espera me han preguntado cuál era.

Llego allí y me encuentro a mi compañero allí en la cola. Amablemente la recepcionista le ofrece el cuestionario y un boli. Justo detrás de él llego yo y me suelta la señora que haga cola detrás de otras cuatro mujeres en espera de su cuestionario. No hay cosa que más me fastidie que una recepcionista o una camarera machista. De esas que a los hombres los tratan de dulce y a las mujeres que nos den. Y eso que mi compañero de guapo no tiene mucho, porque se empeña en esconder parte de su rostro bajo unas barbas look Santiago Ramón y Cajal. Sería el aire de investigador que le da, seguro que si se las deja estilo Ramón María de Valle-Inclán no le cuelan las trabajadoras bajo ningún concepto. Con un cabreo ya en aumento espero pacientemente media hora de pié en la cola (porque la otra recepcionista le ha dado por dejar que las otras rellenen el cuestionario en el mostrador, en vez de aparcarlas en una silla e ir trabajando que es de lo que se trata) y al fin tengo el cuestionario en las manos.

Otra cosa chorra. Un cuestionario que te pregunta si en una fábrica estás expuesta a ruidos, hay corrientes de aire, si te drogas y con qué tipo de drogas.... anda que si me drogase te lo iba explicar a ti, cuestionario absurdo. Te iba a escribir hasta el teléfono de mi camello. Oigo mi nombre con acento raro y me levantó con un amable buenos días y sigo al médico.

El médico era la primera vez que lo veía. Después de que mi médico de la mutua favorito se cambió a un hospital cerca de su casa, no había vuelto por allí. Tenía un acento así casi germano, alto, muy joven y con el pelo cortado a cepillo. Y desde el principio he visto que teníamos problemas de comunicación porque he tenido que deletrearle mi medicación crónica. Me lo imaginaba atendiendo a cualquiera de mis vecinas andaluzas, que no han perdido su acento en cuarenta años de trabajar en Cataluña, y casi me entraba la risa. Así estaba cuando me pide que me levante y me levante el jersey. Cojo y me levanto a mi misma, me quedo recta en medio de la sala y me suelta..

_ Tchu nou, el jérsei (así con esta acentuación y todo)_

_Ah perdone usted doctor_ digo mientras me subo el jersey al cuello...

_Nou, nou..petxo nou..de la espalda_

Jo con el médico....me subo el jersey de la espalda, me ausculta, me pide que me lo suba hasta el cuello, me sigue auscultando, me clava un dedo en la barriga y suelto un au. Pregunta si me duele y le digo que si, que clavarme un dedo suele dolerme. Me hace ponerme en pie otra vez y sentarme. Me hace un gesto con las manos y vuelvo a subirme el jersey... y me suelta ..no levantes jérsey, levántate tchú. Bajo el jersey, me da martillazos en los codos, me hace sentarme otra vez para darme martillazos en las rodillas, me dice levanta...mientras hace un gesto con la mano...vuelvo a levantarme el jersey y me dice...noooo otra vez tchú..

Salgo casi en estado de nervios y el médico alemán ni te cuento. Creo que ha suspirado cuando he salido. Pregunto por mi compañero en recepción y me dicen..¿él de los ojos verdes? Ahora entiendo que lo colaran. Llego al bar al que habíamos quedado..

_¿Qué tal?_ me dice. Oye muy majo el médico este nuevo, hemos estado chapurreando en alemán y todo.

_ Ahora te cuento, rey. Que tengo la temible sospecha de que el pobre hombre está pensando que quería que me tocase las tetas y todo..

_No, si lo que no te pase a ti

Banda sonora de esta nota: Para hacer bien el amor de Raffaella Carrá ( hoy estoy petarda ea!)


7.4.08

DOMINGUEROS SOMOS Y EN EL LAVADO DE COCHES NOS ENCONTRAREMOS

(yo quiero un coche como este, que se vaya a lavar él solito)

El domingo pasado fue para mí un dia muy perezoso. Mi coche se quedó sin batería y la tenía en casa cargándose. Demasiado perezosa para vestirme de persona e ir a hacer el vermú. Así que me puse uniforme dominguera y bajé batería a cuestas a recolocarla en su sitio. De paso, mirar niveles de aceite, agua, limpiacristales y cambiar una bombillita que me había dejado el coche tuerto. Todo esto, como no, con ayuda de mi padre, que si una es una cosa es niña de papá, sobre todo si se trata del coche.

_ Jo, hija mía_ me dice el jefe de la tribu_ desde luego que tienes el coche hecho una porquería.

Es lo que tiene comprarle el coche viejo a tu padre. Y aparcarlo en el mismo garage. Aún lo siente como un poquito suyo. Sobre todo si hay que llevar tablones del Aki, cascoques al centro de reciclaje o ir a buscar estiercol a la hípica para el huerto. Y encima si tu padre es una especie de mutación entre Mac Gyver y Mister Proper pero con pelo. Más apañao y ordenado....no sé a quién habré salido yo.

Razón no le faltaba y como ya iba uniformada de dominguera (chandal y deportivos) me acerqué al lavado de coches. Uff estaba hasta las trancas de gente. Tres coches encima repartiendo con generosidad su música a los alli concurrentes, cada uno con la suya (rumba, chumba chumba discoteca y reggeaton). Que hay que ver que altruistas son esas personas donándonos música ambiente ya sea en el autolavado, en la cola del MacAuto o simplemente por la calle. Quede aquí constancia de su labor social en tocarnos las narices a los ajenos y demostrarnos que tienen dinero para poner seis altavoces en el maletero. Deberían tener status de ONG.

Los lavados de coche han evolucionado muchísimo. De tener agua a presión y aspiradores hemos pasado al limpiallantas, el papel secante, el limpiasalpicaderos y el ambientador olor pino o limón. A eurito cada cosa. Cuando te has ido a dar cuenta y si pasas por todos los estadios del lavadero, te has cascado siete euros en el coche. Pero a mi lo que me maravilla es ver a tanto hombre tomándose tan en serio la limpieza.

Es asombroso. Los ves allí aspirando hasta debajo de la lona del maletero, con una minuciosidad que dudo que tengan en sus casas. Secando con mimo todo el coche desde el capó a la matrícula trasera. Incluso hasta frotando sin descanso dándole pulimento al coche. Hombres que me consta por conversaciones con sus mujeres que son incapaces de recoger la ducha o el plato de la mesa. O que se quitan la camiseta al llegar a casa y la tiran por el sofá. Hombres bastante jóvenes cuyas mamás educaron a sus hijas para trabajar en casa y en la calle, estudiar, conducir en fin, ser superwomans, y a sus hijos para ser servidos y punto. Y que los veas tan entretenidos ocupándose de su coche, quitando los juguetes de los niños (tarea completamente inútil porque cuando tienes niños no puedes decirles que no jueguen en el coche, que no se coman sus galletas a escondidas o que no le quiten el chupe a la hermanita y lo tiren por la ventana, por anécdotas que conozco), secando y secando y sacando euros de papel ( y no solo los vidrios oiga, que yo en cuanto salgo del lavado pongo los limpias y a cascarla) y acabando por todo el salpicadero incluyendo la parte plástica de las puertas.

En fin, me fui de allí con dos euros menos de agua, el coche un poco más limpio pero con su inconfundible e indeleble olor a eau de tabac que caracteriza a mi viejo tanque. Que bastantes cosas tiene que hacer una sin ser ama de su casa, para pasarme toda la mañanita haciendo esa tarea inconfundiblemente masculina que es dejar el coche "maqueado".

Banda sonora de esta nota: Voy en un coche de Cristina y los Subterraneos